martes, 16 de septiembre de 2008

Cine: adolescentes aburridos se cargan a to dios

Siento joderos el final de las dos películas de las que voy a hablar en este post, pero sí, en ambas al final se cargan a todo el mundo. De un tiempo a esta parte, con cierta frecuencia hemos podido ver en los telediarios noticias de que un chaval pirao ha entrado en un colegio/universidad armado hasta los dientes y que vacía cargadores y cargadores sobre sus compañeros y profesores, acabando finalmente con su propia vida (ups, creo que he desvelado otra parte del final). La facilidad con que estos jóvenes acceden a armas de fuego, los motivos que les llevan a cometer estas masacres (los videojuegos y Marilyn Manson, que es el demoño, principalmente), la falta de seguridad en las aulas, etc. son las cuestiones que nos preocupan los días siguientes a tener noticia de estos hechos. Después lo olvidamos, claro. Estas dos pelis abordan el tema de dos formas muy diferentes.


Elephant (Gus Van Sant, 2003)

El 20 de abril de 1999, Eric Harris y Dylan Klebold entraron en el instituto de Columbine, un pueblajo en el estado americano de Colorado, armados con recortadas, rifles, pistolas y explosivos de fabricación casera. Mataron a 13 personas, hirieron a otras 23 y se suicidaron. Recuerdo que en su momento la noticia me impactó bastante, pues los dos chavales eran de mi edad, y la seguí con atención. Me fascinaba el hecho de que una persona (dos en este caso) llegase a la conclusión de que la solución a sus problemas pasaba por cargarse a un puñado de gente que le caía mal. Es más, a quién no se le ha ocurrido lo mismo en alguna ocasión... lo que pasa es que en este país no es tan fácil hacerse con armas de fuego.

La acción de Elephant transcurre durante el mismo día de la matanza. Gus Van Sant se centra en las actividades cotidianas de algunas de las víctimas: un aficionado a la fotografía, una nerd que se salta sus clases de gimnasia, las típicas niñas pijas del insti, etc. También en Eric y Dylan, que pasan el día jugando a videojuegos violentos (marditos vidriojuegos) y buscando armas que comprar por Internet (insterné es maaalo). Además, Dylan toca el piano con bastante pericia (cosas como Para Elisa y Sonata de claro de Luna, nada de Marilyn Manson, curiosamente). En definitiva, no pasa nada durante toda la película, hasta el final, claro; lo cual no es bueno ni malo, sino todo lo contrario.

Elephant es otro experimento de Gus Van Sant que forma parte de una trilogía que completan Gerry (2002) y Last days (2005), las cuales no he visto, pero quedaba bien poner el dato. Se podría decir que no toma parte ni juzga a los asesinos, ni siquiera trata de explicar su comportamiento. Tan sólo muestra una serie de hechos de los que ni siquiera espera que el espectador saque sus propias conclusiones. Es, por tanto, una hora y media de voyeurismo en el que lo más destacable son los aspectos técnicos de la dirección (para el que sepa entenderlos, porque yo no) y el estilo visual. Escenas como unos muchachos jugando al fútbol americano en el patio, a cámara lenta y con Beethoven de fondo pueden resultar muy cargantes (de hecho, la primera vez que la vi, dejé la peli y me puse a hacer otra cosa, y sucede a los cinco minutos del comienzo, más o menos).


Klass (Ilmar Raag, 2007)

"Ilmar Raag... ¿qué nombre más raro? ¿de dónde será?". "Estonio". "¡¿Estonio?! ¡No me jodas que ya te vas a poner a hablar de pelis de sitios raros que no conoce ni su puta madre! ¡Que si los yugoslavos, que si los chinos...!". "Sí, te jodes".

Klass es la otra manera de hablar del tema de las masacres de instituto. Si Elephant es una mera sucesión de imágenes relacionadas entre sí, Klass cuenta una historia convencional con su introducción, nudo y desenlace como nos enseñaron en el cole.

Joosep es el marginado de la clase. Por alguna de esas extrañas reglas de instituto que nadie escribe y nadie conoce del todo él es el elegido para todas las burlas de la clase. Y nadie le defiende, todos participan. Cada vez que un profesor trata de ayudarle sólo empeora las cosas. Kaspar sin embargo es bastante popular, tiene novia, va a las fiestas que hacen los compañeros de clase, etc. Sin embargo un día decide ayudar a Joosep, más que por ayudarle en sí, por llevarle la contraria a Anders, otro de los chicos "populares" de la clase y una especie de cabecilla. Por supuesto, defender a Joosep en esa pequeña lucha de poder sólo le trae problemas a él y muchos más problemas a Joosep. Las cosas se complican cada vez más, el padre de Joosep es un militar retirado y... en fin, acaba en masacre.

Klass sí trata de buscar una explicación. No da respuestas, pero hace preguntas. Y al final te deja una sensación de impotencia porque eres capaz de entender cómo han llegado hasta ahí, pero no tienes ni idea de qué se podría haber hecho para evitarlo, ni desde los códigos de los adolescentes, ni desde los de los adultos, que vete tú a saber cuáles son.

Ver Klass en streaming.